La evolución es muy caprichosa, haciendo aparecer y desaparecer especies enteras por el simple hecho de no ser capaces de adaptarse al ambiente aunque antes fuesen dominantes en él. Un ciclo que hemos vivido y que pensábamos que comprendíamos al colonizar el planeta entero. Pero siempre hay lugares que se alejan de nuestro alcance, donde no hemos conseguido descubrir toda su flora y su fauna hasta que no aparece de forma espontánea.
Así fue como se descubrió a los Rhinogrades, extraños mamíferos andando sobre su nariz en forma de tentáculos extensibles. ¿Su funcionalidad? No estamos seguros, siendo mucho más un cúmulo de utilidades que una habilidad en concreto. Pescar, desplazarse por el suelo y por las ramas, utilizarlo como red para atrapar insectos… variadas y útiles cada una en su contexto que les hizo dominar la isla en los que los encontraron.
Estos seres, monstruos para algunos y especies fascinantes para otros, parece que ya no existen en la actualidad o han desaparecido de la vista del hombre. Los más escépticos consideran que jamás han existido realmente pero es algo difícil de aventurar. Con la evolución cualquier resultado es posible y los Rhinogrades sin duda ha sido uno de sus actos más inquietantes.